El caballo y la calor

Cuando llegan los días de verano podemos encontrarnos con períodos de calor extremo. Es muy importante saber manejar la situación para que el caballo se mantenga sano y cómodo; por eso debemos hacer lo posible para intentar que el caballo se encuentre fresco durante las horas más calurosas del día.

Cuando se trabaja a altas temperaturas lo más importante proporcional al caballo abundante agua fresca..

El agua debe estar siempre disponible, un caballo promedio necesita entre 38 y 45 litros de agua al día, mientras que en días cálidos el consumo de agua de un caballo puede superar los 100 litros debido entre otras cosas a la pérdida de líquidos debido a la sudoración.

Los caballos deben tener acceso a un bloque de sal o recibir un suplemento de sal al día (no más de una cucharada por día) para que puedan satisfacer sus necesidades de cloruro de sodio en la dieta. Además, para un caballo que no bebe demasiado tenemos que proporcionarle una comida acuosa como suplemento, en lugar de alimento seco; eso también puede ayudar al caballo a la ingesta de agua.

Los insectos son otra de las preocupaciones que acompañan a las altas temperaturas, sobre todo en determinados climas tropicales así que se hace necesario utilizar un repelente de insectos los cuales, en conjunto con el uso de ventiladores que crean un flujo de aire ayudan a ahuyentar a los insectos como mosquitos o moscas.

Importante duchar al animal con agua fría, eso le servirá para relajarse y refrescarse al mismo tiempo. Con respecto a las cuadras, lo ideal es que estén resguardadas por sombras de árboles, son una ventaja frente a aquellas que están expuestas directamente a los rayos del sol. Hay caballos que sufren estrés a causa de la calor, por lo tanto no deberíamos darle trabajo duro a nuestros ejemplares durante las horas de mayor temperatura, de esa forma evitamos riesgos de estrés térmico y de deshidratación.

En el caso de que notemos que nuestro caballo está demasiado deshidratado o sufre de estrés térmico no es conveniente llevar a cabo un enfriamiento demasiado rápido porque eso puede dar lugar a calambres musculares.

Con buenos cuidados y un poco de consideración por parte de los propietarios, la mayoría de nuestros caballos se deben adaptar bien a las altas temperaturas del verano, aunque nunca está mal pedir un poco de asesoría a nuestro veterinario para que él nos oriente de una forma profesional.

Un artículo de PASSAGE Tienda Hípica.
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