La boca del Caballo, Detinción

En gran parte de las disciplinas hípicas, la comunicación con la mano del jinete se realiza mediante el uso de embocaduras. Cualquier problema en la boca del caballo puede causar trastornos alimentarios así como problemas de contacto o disminución del rendimiento en el trabajo. A parte de eso, nos puede proporcionar información útil sobre el caballo, como una aproximación de su edad.

Estructura:

Como animal herbívoro y presa que es, toda la anatomía del caballo está adaptada para su principal defensa, la huida, incluida su boca. Dado que el caballo en la Naturaleza pasa la mayor parte del tiempo alimentándose de hierba, su boca está bien adaptada a esta función.

Los incisivos están preparados para cortar la hierban aunque esté a ras del suelo. Además sus labios son muy móviles y ayudan a seleccionar el alimento, para lo cual tienen también unos pelos táctiles muy sensibles.

La lengua del caballo es plana, lisa y suave, en forma de espátula. Todo en el interior de la cavidad oral, mejillas y labios están recubiertos por una capa llamada mucosa oral. Las encías, también recubiertas de mucosa oral, se encargan de fijar las piezas dentales a los alveolos, que son los huecos en el hueso de la mandíbula en los que van encajados los dientes.

El paladar tiene dos partes: el “paladar duro” que recubre el techo de la cavidad bucal y tiene una serie de crestas transversales; y el “paladar blando”, estructura que se encuentra al fondo de la cavidad oral, cae en forma de telón y su función es evitar la entrada de alimento o agua en las vías respiratorias. En el momento de la deglución, el paladar blando se eleva y bloquea el acceso a las vías respiratorias. En el caballo es muy largo, por ello los caballos no pueden respirar por la boca.

Existe también una serie de musculatura asociada para realizar la aprehensión del alimento (introducción del alimento en la boca), masticación y deglución.

La parte ósea de la boca consta de la región maxilar, que forma parte del cráneo. Es la parte fija, en ella se encuentran los alveolos dentarios para los incisivos superiores y también para los premolares y molares correspondientes. El mayor hueso de la cara es la mandíbula, formado por dos piezas simétricas unidas. Se divide en dos partes: el cuerpo, donde se encuentran los alveolos que soportan las piezas dentales; y la rama de la mandíbula que es la porción vertical del hueso que se une al cráneo mediante la Articulación Temporomandibular (ATM). La ATM es una zona importante a tener en cuenta en el trabajo del caballo, puede estar implicada en procesos patológicos que se reflejan desde el rechazo para colocar la embocadura hasta en cojeras.

Dentición:

Los potrillos suelen nacer con los incisivos centrales. La dentadura de leche consta, habitualmente, de 24 piezas: 12 incisivos (cuatro centrales o pinzas, cuatro medianos y cuatro extremos) y 12 premolares (seis superiores y seis inferiores).

En el animal adulto la dentadura, normalmente, constaba de 40-42 piezas. El primer premolar, “diente de lobo”, puede o no estar presente, sobre todo en el maxilar.

El caballo adulto tiene 12 incisivos, cuatro caninos (normalmente solo aparecen en machos, pero pueden estar presentes en una de cada cuatro yeguas), 12 premolares sin contar dientes de lobo y 12 molares. 

La edad:

Tradicionalmente, se ha considerado éste como un método fiable para saber la edad de un caballo, aunque se producen muchas determinaciones erróneas, sobre todo en animales de más de 10 años, se pueden producir variaciones en la dentición según manejo, tipo de alimentación, vicios de cuadra, condiciones medioambientales, etc. Es más fiable en caballos de dos años y medio a cinco basándose en la erupción de los incisivos permanentes. Los otros aspectos que se valoran en los incisivos son el desgaste de la superficie oclusal (la que coincide con la pieza dental de la otra arcada), a esto se le llama enrasamiento, la forma de la superficie oclusal y el ángulo incisivo (visto lateralmente, el ángulo que forman los incisivos superiores e inferiores).

Síntomas:

Las patologías orales se pueden manifestar de distintas formas, frecuentemente el animal tiene problemas en la ingestión de alimentos, dificultad en la masticación (mastican muy lentamente o casi no mastican el alimento para evitar el dolor), dificultad en la deglución (problemas al trabar), cae el alimento de la boca o no quieren comer. Esto puede conllevar pérdidas de peso. Otro posible síntoma es la sialorrea o babeo. Además, es frecuente que el animal tenga problemas con la embocadura (se resiste a la mano, se invierte, cabecea o, simplemente, no se la deja poner). Estos síntomas podrían estar ocasionados, por ejemplo, por:

• Retención de dientes de leche
• Dientes de lobo que causan molestias: No siempre es necesario extraerlos, solo si causan molestias al animal.
• Picos o puntas: El maxilar es de mayor tamaño que la mandíbula, así como los premolares y molares superiores. El crecimiento de los dientes es continuo y el desgaste irregular, es bastante frecuente la formación de bordes y picos afilados en la cara lingual de los molares inferiores y en las mejillas en caso de los superiores. La revisión de la boca debería hacerse cada seis-ocho meses, ya que estos picos pueden causar molestias como llagas y heridas en la lengua y carrillos, dificultad al comer, etc.
• Patologías de tejidos blandos: lengua, encías, glándulas salivales, etc.
• Fracturas de mandíbula.
• Caries dentales.
• Abscesos dentales.
• Fracturas dentales
• Arcadas irregulares y alteraciones en la oclusión: pueden dificultar la masticación. En caso de que sean los incisivos al caballo le puede resultar muy difícil pastar. 

Fuente: Revista Galope, Trofeo Caballo